Arranco comentándole al lector, y sobre todo a la lectora, que el modo tetas libres es muy copado, los primeros días lo hice por jorobar y ahora estoy pensando seriamente en convertirlo en política de la casa (?).
Vamos al tema de hoy.
Siempre supe que terminaría de hacerme mujer cuando pudiera limpiar pescado sin tener arcadas.
Bien, ese día llegó. Compré unos pejerreyes chiquitos congelados y bueno, tuve que proceder a cocinarlos.
a. Limpieza
Los limpié de memoria, nunca lo había hecho porque siempre me dio asco, pero no sé cómo, supe hacerlo sin buscarlo en Internet. Todo eso se debe, estoy segurísima, a tener un papá pescador que así como saca las tripas del pescado con la mano es capaz de comer almejas o berberechos directamente de la arena.
Bueno. Como eran pequeños, lo que me quedó de los pejerreyes era poco, así que lo tiré al horno con un montón de cebolla de verdeo en aritos violetas (cuando digo un montón quiero decir casi igual cantidad de cebolla que de pescado, o sea, un montón #POSAT como diría @smokeseller). Menos de 15 minutos de horno. Una bendición.
b. Mandiocas
Pienso que todos deberíamos comer más mandioca.
Si bien acá en Argentina la relacionamos con Paraguay o con nuestra mesopotamia, me parece que los brasileños le dan un uso más diverso. Una cosa que aprendí a hacer allá es a comer puré de mandioca con azúcar, es muy muy rico y adictivo. Otra cosa que aprendí, es que la mandioca frita es algo que hay que hacer cada tanto. Lleva un poco más de trabajo que la papa o la batata, porque primero hay que hervirla y sacarle el tallo del medio. Es importante, también, pelarla bien, porque la mandioca tiene una cáscara dura y luego otra medio invisible pero que si no la sacás, cae pesadísima. Además, hay que ponerle sal una vez que están en el plato, y ni sueñen jamás, genios de la economía, con reutilizar el aceite, no se puede.
c. Berro, tomate.
No sé por qué el berro viene en paquetes tan enormes, así que tengo berro para un par de días más. Hoy sí, lo hice sólo con vinagre, limón y sal, y lo comí con la mano. Ni digo mejor las cosas que siento cuando como berro, porque esto se convierte en un blog pornográfico.
Corté medio tomate, con dos dientes de ajo (tengo la teoría de que si te lavás los dientes muchas veces por día como yo, no tenés mal aliento, comas lo que comas. Y de última, jamás voy a poner esa excusa idiota y privarme de una de las cosas que más amo en el mundo, el ajo.)
Ahm. Sigo tomando Brahma, tengo un estantecito de la heladera lleno todavía.
De postre tengo melón y naranjas, estoy en la duda.
Otra cosa: banco mucho la recreación de algo a través de la comida. Este menú rapidísimo me conecta con los mediodías de primavera-verano en la casa de la playa de mi papá, aunque allá nunca es mandioca, siempre son papas o, si estoy yo a cargo, ocasionalmente, batatas. La banda de sonido de hoy fue Yeah Yeah Yeahs. Para muestra, basta un botón.