lunes, 30 de enero de 2012

Ya les comenté de un librito medio español que le hurté unos días a mi padre.
Bien, de allí extraje estos pinchos de zanahoria (que en la receta original se hacían con queso, panceta y fritos, no al horno como los hice yo.
Es sencillo: rodajita de zanahoria envuelta en lomo o pavo o lo que querramos (yo tenía lomo en fetas), rebozada, y al pintxo. Uno atrás de otro, y al horno vuelta y vuelta. (El borde parece quemado, pero es que el lomo es más oscuro y se quema así, tenía cero gusto a quemado.) Aderezo: limón, aceite de oliva y un chiquilín de vinagre. Nada más.


Además, hice un cous cous rapidísimo con cubitos de tomate y unas pocas avellanas picadas. 
La preparación del cous cous fue absolutamente siguiendo las instrucciones de la caja. Este coso es rico y rendidor, pero puede parecer un poco caro: la cajita, 30 pesos. De todas maneras, hice dos porciones con unas 4 cucharadas soperas, o sea nada. Para mí el couscous era lo que se hacía, dulce, en Brasil, pero bueno, me gustó como guarnición o plato salado. Hay muchas recetas, sugiero buscar y elegir la más atractiva para uno. 


Hoy cocino para mi hermanita, así que allá voy, con la comida ya comprada, ojalá consiga una gaseosa bien fría para comer en el patio las dos!

domingo, 29 de enero de 2012

Me invitaron a un asado

No cociné nada ni fui en tetas porque claro, no daba. 
Le pregunté a mi hermano qué era necesario para hacer un asado, y me dijo:
vino madera papel y amor.
Le pedí que me diera algún tip (?) porque no estamos en posición de, en Argentina, venir a decirle al lector cómo se hace un asado, y me dijo que él tira la carne antes de que el carbón esté totalmente blanco. 

Desde los 12 años hace asados tremendos: hasta mi papá reconoce que este pibe es mejor asador que él, y eso que mi papá es onncaaapo. 






Para hoy estoy con todo inspirándome en este librito que hurté por unos días, y con unas ensaladas en frascos para la semana. Mañana posteo todo y a ver qué les parece, porque ODIO cualquier tipo de discurso prescriptivo (el médico, el publicitario, las recetas de cocina, creo que ya les conté) y me cuesta muchísimo atenerme a las recetas. 

Por último: vine del supermercado: el kg de limón está a $ 18,99, me indigné tanto que no compré una mierda. Si tienen conocidos con limoneros, aprovechen la tarde del domingo para ir a visitarlos. ¡LOCO, ES LIMÓN, BAJEN EL PRECIO DEL LIMÓN!

jueves, 26 de enero de 2012


Cocina de fonda


La parte más sustancial de la forma de cocinar de mi familia viene por el lado de mi abuela Araceli, R.I.P. Ella, hija de un francés vasco que la abandonó a los 8 años y de una cocinera francesa que murió joven, fue criada por una alemana y un gallego dueños de una fonda en Dock Sud (con cuyo hijo, mi abuelo Germán, finalmente se casó). Sí, novelón de Discépolo mal. 


La cocina de mi abuela era básicamente eso: cocina de fonda, con mucho amor. Si bien sabía hacer cosas elaboradas y recordaba un par de recetas más cool de su mamá, las comidas estrella de mi Noqui eran las papas fritas y el puré de papas (el mejor de la historia, sólo con papa, manteca, leche y sal y nunca nadie supo cómo lo hacía) las pastas amasadas, los pucheros y guisos, los rellenos, huevos en todas sus variedades, y cómo no, los bifes de toda clase. Mi papá se desvió hacia lo gourmet-masculino -a través de cierta afición por la pesca en el mar o en lagos patagónicos- o los asados de varios "pasos" mezclados con entradas tipo tapeo, tema vinos, y así) y yo, según mi hermano, recuperé esa cosa maternal-grasosa-reparadora-de-la-furia del mundo de cocinar pa lo pibe con más cariño y no tanto canon. Claro, mi abuela me cuidó gran parte de mi infancia. 

Ayer opté por esto último que mencioné -bifes- porque tenía poco tiempo y mucho sueño, aunque al final me tomé un rato largo para cocinar. Mezclé a mi abuela, que hacía los bifes a la plancha -odio el olor que deja la plancha- con el modus operandi que aprendí en los restaurantes de algunas terminales de Brasil: milímetro de aceite en una sartén honda, colchón de cebolla, bifes, tapa de olla, y le agrego: fuego moderado para que se cocine despacito y bien. 

En paralelo (qué expresión adictiva, EN PARALELO!), para acompañar, reincidí con el tema repollitos de Bruselas y tiré un huevo en una cacerola con 3 cm de agua (cuerpo de chocolate huevo frito, corazón de dulce de leche  huevo hervido).

Elemento de tensión: porotos

Es mundialmente sabido (?) que los porotos tienen ciertos efectos colaterales. Eso sucede cuando uno come legumbres muy espaciadamente, y cuando las deja mucho tiempo de remojo (proceso que separa la cáscara de "lo de adentro" y nos obliga a ingerir ese "aire" que queda between). 
Para evitar esto lo mejor es sin dudas la olla a presión, cuyo uso no está muy difundido en Argentina pero que resulta fundamental para el tema legumbres y carnes rojas, porque TODO queda blandísimo a un nivel superior. Si bien la olla a presión nos evita el remojo de lentejas, porotos, garbanzos, etc., estamos los desconfiados que un par de horitas le metemos. Dos horas, no más. Otra cosa muy importante para cocinar porotos con caldo (sean negros, colorados o estos que yo compré que no sé cuáles son) es lo que en Brasil se llama "colher feijão" -práctica que para mí es re re re mítica y ancestral y metafórica de la vida- que consiste en separar, antes que nada, el poroto bueno del que está malo por alguna razón. Esto evitará disgustos a la hora de comer. También hay que aducharse en el manejo de la olla, que no se puede abrir en seguida y debe perder, antes, todo el vapor que le queda a través de la tapita que gira, porque si no explota y puede causar accidentes o quemaduras graves. El burlete de goma debe estar siempre en prerfecto estado. Mi olla es viejísima (10 años mínimo) y se la cambié a un amigo de mi marido de entonces por unos pulóveres (!)

Por último: los frijoles (ahh qué te hacé) se cocinan en la olla apenas con una cucharadita de sal, o sin nada. Si cocinaron mucha cantidad, guardan el sobrante en un tupper y lo congelan. Para condimentarlo, se hace un refogado elementalísimo que consiste en pisar bastante ajo (3, 4 dientes) con bastante sal (a gusto) hasta que quede una pasta. Lo ideal: hacerlo con mortero. Yo aprendí a meterle tenedor y cuchara. Esa pasta debe ser salteada en una gotita de aceite dentro de una quéicerol, y cuando está dorada/transparente, se tiran los porotos+caldo, se revuelve un poco y se cocina +-15 minutos. 

El caldo tiene que ser espeso, no debe tener apariencia de agua. Esto es importante, porque si el caldo parece un agua sucia, nuestros porotos estarán al nivel de dureza (!) de una ensalada pero no de una comida caliente, y el caldo no servirá para darle sabor al resto de la comida, sino que incomodará la textura de todo lo que inunde.
Por último: si sobran porotos condimentados, comerlos al otro día. Lo congelado sin condimentar aguanta unos 2 meses en el fríser.

Pienso que esto se come sin pan, pero es porque a mí no me cabe mucho comer con pan más allá del asado. Pero cada uno es cada uno, así que.






miércoles, 25 de enero de 2012

Elementos polémicos: la leche de coco, el arroz lavado

Ayer, luego de una tarde difícil, llegué a mi casa cansada y terminé cocinando tardísimo.
Por eso posteo hoy, a esta hora.


Hice un "muslo sin piel" -tal como lo venden en el supermercado- al horno, sobre un milímetro de aceite, lo justo para que no se pegotee a la asadera, porque no me gusta el coso ese que queda (!).
Mientras, preparé el arroz de una manera que acá me suelen decir que es muy cualquiera, pero es la forma común en lugares como Colombia o Brasil:

1. Lavar el arroz, varias veces. Esto le saca el almidón y eso hace que no quede tipo "puré". Por lo menos a mí me gusta el arroz durito y el cremoso me parece un modo de cocinar para perros.

2. Una vez lavado y escurrido, saltearlo en aceite + cebolla picada, así, sin agua. Si le ponés poca cebolla, es para darle gusto. Yo le meto media por persona, porque me gusta mucho.

3. Agregar el agua necesaria según la cantidad y tapar. Acá hay que tener en cuenta que, una vez dorado, ya está un poco cocido, por eso, se cocinará bastante más rápido. Cuando se escurre y se sirve, ni manteca ni queso, no me mezclen los regionalismos.

En otra olla puse repollitos de Bruselas en la vaporera, que se perfila como la mejor compra de 2012. Amo los repollitos de Bruselas y compré una bolsa como de 1/2 kg a $16.00; en otro momento me hubiera parecido una locura, pero ya estoy acostumbrada a que en Argentina los precios de la comida no tienen nada de lógica, nunca. Los repollitos estuvieron en 10-15 minutos, maso.

Y finalmente, la estrella de la noche (!), una salsa con leche de coco para acompañar el pollo (aunque también sirve para el arroz.) Es muy fácil y encontré la botellita de leche "Mais Coco" -es la marca popular, nada gourmet- a $8 y algo, en Coto. Van los pasos:

1. Derretir en la cácerol 1 cucharada de manteca.

2. Agregar la leche de coco, y revolver suave, si se puede con cuchara de madera. Si cocinan con sal, este es el momento de ponerla. Eeeepa. 

3. Disolver una cucharada sopera de Maizena, y continuar revolviendo.

4. Le puse mole porque la pimienta me aburre a veces. El mole, además, cuando se calienta, se expande y queda genial. También metí una cucharadita de mostaza, que no suma sabor, pero sí una tonalidad copada.

5. Al final, queda salpicar con un toque de crema de leche y revolver un poquito más.

La salsa tal como la hago, queda como un segundo antes de la bechamel. La leche de coco, al calentarse-revolverse, adquiere una textura un poquito gomosa, ni líquida ni espesa. Acompañé con limonada porque me quiero morir de tomar limonada de tanto que me gusta. 

Lo que sí, cené como a las 00.30 hs. Igual estuvo genial, porque en mi vida faveo todo lo que es leche de coco y arroz lavado, siempre.







lunes, 23 de enero de 2012

Cocinar en un hostel / Mendoza

Como habrán leído, este fin de semana que pasó fui a Mendoza. Como soy absolutamente pobre, toda la energía estuvo puesta en ahorrar todo lo que pudiera en pasajes, hospedaje y comida, y hacer rendir el dinero para tomar algo, o para alguna excursión, en fin. 
De esta manera, me metí en el hostel más barato que encontré, que resultó ser genial. Estaba bastante concurrido y ni bien entré supe que OBVIAMENTE no podría cocinar en tetas allí. Pero, me propuse hacerlo "sin sujetador", como les dije en el post anterior, porque me parecía importante continuar cocinando con el concepto del blog. Por otra parte, había un par de pasajeras que adscribían a esta política, no a la de cocinar, pero sí a la de no usar ñocorpi. 

A lo importante: como verán, la cocina del lugar era muy amplia, luminosa y completa. El plus es que había unos cuantos gringos jóvenes que se alimentaban a papas fritas de paquete y cosas así, o sea que tuve la cocina prácticamente para mí sola, salvo por una japonesa hermosa que se tomaba unas tres horitas para preparar sus vegetales. 


Los platos que ven allí son los ingredientes para lo que cociné el sábado por la noche, empanadas de carne. Me habían ofrecido en el hostel 3 empanadas + copa de vino 20 pesos, yo gasté 30 e hice 12 empanadas y todavía más: compré dos cervezas y una genérica de sevenáp para hacer "claras con limón" simplificadas. Bien: la innovación en estas empanadas es que les puse palta y bastantes ajíes picantes, además de huevo, papa, y por supuesto la carne (sí, los puristas gonna hate). Podría parecer demasiado, pero la verdad es que la palta quedó bárbara y todo tenía su lugar justo. Lo que sí, eran empanadas para valientes: el picante con la cerveza fría, bueno, es una sensación un poco adictiva. Vean en detalle:


Una cosa que hice, muy linda, fue alquilar una bicicleta por la mañana, la tuve durante todo el día. Esto me llevó a dar vueltas por lugares de la ciudad que de otra manera no hubiera conocido: siempre pienso que la bici -para el que no es una larva fiaca- es una gran aliada del turista. Para llevar hasta el fondo mi rol de estoy en el interior compré unas uvas -bandejaza por 5 pe- en un puesto callejero, y las puse en el canasto, y así me las llevé. No hacía las compras en bici desde que era una nena. La de la foto no soy yo, sino una señora que tardaba mucho en decidir qué comprar. 


El domingo volví muerta de hacer un trekking "moderado" + rappel -me tuve que cambiar la remera de tanto que transpiré, mil más que en el gimnasio- y por el cansancio, la comida que hice tiene un grado de elaboración cercano al 0 (cero) pero a mí me encanta: escalopes de berenjena (NI SIQUIERA MILANESAS, O SEA HUEVO Y HARINA) y unas patatas bravas de chica pobre, a saber: papas hervidas en cubos, 3 dientes de ajo picados, dos cucharadas de BAYONESA y una , cargadita, de queso Philadelphia regular (el queso no era mío, lo habían dejado unos que se fueron y me dieron permiso para terminarlo). Tuve la lucidez de antes de partir a la excursión, dejar la gaseosa lima-limón en el freezer. La saqué un rato antes de empezar a cocinar, y para acompañar esto fue GENIAL porque me congeló el cerebro. El mate que ven en todas las fotos está allí porque soy de esa clase de subnormales estomacales que toman mate un minuto antes de cenar y continúan tomando ni bien levantan la mesa. 


Finalmente, quiero hacer un llamado a la reflexión (?) y destacar lo bello y noble de comer sobre tablones, y al aire libre bajo una parra, enredadera, etc. Digo esto porque había unos colonizados mentales caretas que desayunaban adentro, y me angustiaba mucho. Sacudían la servilleta adentro del mantelito, me ponía muy mal, teniendo el patio y el aire libre y la sombra y todo eso ahí preferían un ventilador. 

Prontamente, regreso al calor de mi cocina y trataré de probar con algunas recetas que me mandaron por e-mail algunos de Ustedes. 
Saludos!

sábado, 21 de enero de 2012

Desde Mendoza

Hola, les quiero decir que este fin de semana #CocinandoEnTetas -o sea yo- está en Mendoza.
Como estoy parando en un hostel, se me complica cocinar en tetas, porque la cocina es compartida, pero, como el rigor científico no se negocia, lo haremos sin sujetador.
Acá están todos bastante en otra como para mirarme o ponerme incómoda, etc.

Voy a hacer unas empanadas de carne con palta y unos ajíes que compré baratísimos -no sé si serán locales- y mañana, seguramente, algún escalope de berenjenas, porque no me dio para comprar pan rallado por dos días que me quedo.

Cuando tenga novedades, seguramente el lunes, publico lo que cociné y tudo mais.
Besos! Maru.

martes, 17 de enero de 2012

Parque de la Cervecería de Quilmes.

Hoy no cocino!
No es de chanta, es que mi papá se va de vacaciones a la Patagonia e insistió en ir a tomar algo.
Espero poder zafar de la cerveza Quilmes, -seguramente me conformaré con una Iguana, o esas variedades de bock y stout de Quilmes que al menos para mí son pasables.

Sin embargo, quiero recomendar mil el lugar por el lugar mismo, es un restaurante normal digamos, familiar, en medio de un parque gigante arbolado que a su vez queda en uno de los barrios más lindos de Argentina -el Barrio Cervecero- Ese barrio, aún hoy aloja a muchos trabajadores de la Cervecería con sus calles mínimas llenas de árboles,  y sus casas (algunas, las más importantes, tipo victorianas, otras más sencillas, pero muy hermosas y antiguas) separadas por ligustrinas y rejas de alambre artesanales. 
Dejo  un video de Kapanga -muy muy viejo- que fue filmado en el barrio (?) A ver qué onda el parque, la noche está genial. 

lunes, 16 de enero de 2012

La Vaporera de Bambú


Hola a todos. Hoy acompañé a mi amigo Leo, a la salida de la oficina, a hacer sus compras de la semana en el Barrio Chino. Yo había ido pocas veces, y me gusta mucho todo lo que sea tienditas y productos que no conozco. Yo no entiendo nada de comida china, pero por suerte Leo sabe un montón y me mostró varias cosas copadas, como por ejemplo unos hongos para adelgazar, un té de calabaza que viene en piedra para rayar-muy rico, según dijo- y unas variedades de curry que se usan también en la comida hindú. Suelo ir atrás de lo que buscan los vernáculos, pero como no tengo idea de esto, me quedo en la curiosidad y nada más. Me llamaron la atención unas raíces y estas especies de gelatinitas con galletitas adentro:


Íbamos caminando y contándonos nuestros temas, cuando vimos a una diosa parada frente a un puesto de comidas, y empezamos a llamarla: era nuestra querida locutora y productora de tv, radio y vida, Ciana Lago, con quien conversamos un ratito y que comentó que se había comprado una vaporera de bambú y que estaba muy contenta.

Como me suele pasar, me quedé con la idea dando vueltas y ni bien entramos a uno de los supermercados que hay -yo lo seguía a Leo- me la compré. Este tamaño es el mediano y sale 40 pesos. El mecanismo es asombrosamente sencillo y hoy cociné unos trozos de zapallo anco, porque volví tarde a casa. 
                                  

Acompañé con torrejas de arroz, -típicas de mi mamá cuando estaba apurada- a las que puse de todo (bueno, no tanto: ajo, cebolla, albahca, mole, queso rallado). Cuando tengo, le agrego zanahoria rallada y así se puede seguir. 
Según me dijeron Ciana y Leo, en la vaporera se pueden cocinar legumbres sin necesidad de remojo previo,  y toda clase de hongos (no lo sabré nunca porque no me gustan.) Probaré todo, pero poder cocinar verduras al vapor con un implemento totalmente vegetal zamarrea a la macrobiótica que fui a los 16 y me hace sentir muy felíz. 


Una última cosita: estoy muy contenta esta semana porque voy a empezar este curso maravilloso  con este genio mundial, que además de mi nuevo ídolo es un patafísico y el otro día lo escuché en una charla que dio y bueno, que la nutrición no es sólo alimentos que se mastiquen, también está la gente que admiramos que nos nutre otras partes de nuestro ser. 
Hasta mañana. 

domingo, 15 de enero de 2012

Paraguayidad, recreación de situaciones, madurez



Arranco comentándole al lector, y sobre todo a la lectora, que el modo tetas libres es muy copado, los primeros días lo hice por jorobar y ahora estoy pensando seriamente en convertirlo en política de la casa (?).
Vamos al tema de hoy.
Siempre supe que terminaría de hacerme mujer cuando pudiera limpiar pescado sin tener arcadas. 
Bien, ese día llegó. Compré unos pejerreyes chiquitos congelados y bueno, tuve que proceder a cocinarlos. 

a. Limpieza
Los limpié de memoria, nunca lo había hecho porque siempre me dio asco, pero no sé cómo, supe hacerlo sin buscarlo en Internet. Todo eso se debe, estoy segurísima, a tener un papá pescador que así como saca las tripas del pescado con la mano es capaz de comer almejas o berberechos directamente de la arena. 
Bueno. Como eran pequeños, lo que me quedó de los pejerreyes era poco, así que lo tiré al horno con un montón de cebolla de verdeo en aritos violetas (cuando digo un montón quiero decir casi igual cantidad de cebolla que de pescado, o sea, un montón #POSAT como diría @smokeseller). Menos de 15 minutos de horno. Una bendición. 

b. Mandiocas
Pienso que todos deberíamos comer más mandioca. 
Si bien acá en Argentina la relacionamos con Paraguay o con nuestra mesopotamia, me parece que los brasileños le dan un uso más diverso. Una cosa que aprendí a hacer allá es a comer puré de mandioca con azúcar, es muy muy rico y adictivo. Otra cosa que aprendí, es que la mandioca frita es algo que hay que hacer cada tanto. Lleva un poco más de trabajo que la papa o la batata, porque primero hay que hervirla y sacarle el tallo del medio. Es importante, también, pelarla bien, porque la mandioca tiene una cáscara dura y luego otra medio invisible pero que si no la sacás, cae pesadísima. Además, hay que ponerle sal una vez que están en el plato, y ni sueñen jamás, genios de la economía, con reutilizar el aceite, no se puede. 

c. Berro, tomate.
No sé por qué el berro viene en paquetes tan enormes, así que tengo berro para un par de días más. Hoy sí, lo hice sólo con vinagre, limón y sal, y lo comí con la mano. Ni digo mejor las cosas que siento cuando como berro, porque esto se convierte en un blog pornográfico. 
Corté medio tomate, con dos dientes de ajo (tengo la teoría de que si te lavás los dientes muchas veces por día como yo, no tenés mal aliento, comas lo que comas. Y de última, jamás voy a poner esa excusa idiota y privarme de una de las cosas que más amo en el mundo, el ajo.)

Ahm. Sigo tomando Brahma, tengo un estantecito de la heladera lleno todavía. 
De postre tengo melón y naranjas, estoy en la duda.

Otra cosa: banco mucho la recreación de algo a través de la comida. Este menú rapidísimo me conecta con los mediodías de primavera-verano en la casa de la playa de mi papá, aunque allá nunca es mandioca, siempre son papas o, si estoy yo a cargo, ocasionalmente, batatas. La banda de sonido de hoy fue Yeah Yeah Yeahs. Para muestra, basta un botón.

sábado, 14 de enero de 2012

Desintoxicación

Como es de público conocimiento (?) ayer fue la Rispé
Comencé mi tarde en un bar divino que recomiendo a todos los amantes del espíritu vintage genuíno, a todos esos corazones sensibles que se emocionan al observar el dibujo de unos mosaicos imposibles hoy en día. El bar se llama Le Troquet de Henry y está cerca del Abasto. 


Como podrán imaginar, con el clima amable de estos días, insistí en la cerveza, y eso se prolongó durante el resto de la noche.
Hoy volví a mi casa a eso de las 8 de la mañana con una resaca moderada pero molesta. Quiero decir que yo nunca me emborracho, porque mi estómago comienza a morir antes de que el alcohol pueda tener algún efecto visible. Pero con los años, la resaca, el peso en la cabeza al día siguiente, etc., es bastante molesta. 
Así que hoy, habiendo llegado tan temprano, fui a hacer las compras y me armé al mediodía una ensalada muy rica, y ese fue mi almuerzo. Papas hervidas, tomate, y berro. Un poquitito de pimienta y un mínimo de aceite de oliva, nada más. Ni siquiera le puse sal, porque cuando le ponés berro a algo su sabor simplemente invade todo y no tiene sentido.
Quiero decir que viviendo en Brasil me hice muy fanática del berro, porque allá es más barato y común que aquí -y por lo menos en donde yo vivía- se come con la frecuencia de la lechuga, tipo una o dos veces por semana. Se come lavado y con vinagre y sal, con la mano.
Y todos estos años continué consumiendo mucho berro porque su gusto picante y fuerte es como una evolución carnosa de la radicheta y me vuelve loca. 
Lo lindo es que como fui mucho más temprano  que de costumbre al super, encontré los paquetes de berro recién dispuestos y frescos. Me puse muy contenta, tomé mucha agua, y ahora... tengo otro cumpleaños. Así que. 


viernes, 13 de enero de 2012

Consumomensaje





















La dupla consumo-mensaje es la locura sociológica y filosófica más misteriosa: el consumo y el mensaje no observan dialéctica alguna; las fuerzas de esos dos gestos no son solidarias ni contrarias ni adyacentes ni complementarias: son idénticas. Mejor, son casi idénticas, dejando el espacio de duda y de niebla pertinentes al formular cualquier identidad.

Porque, qué es el consumo si no un mensaje, acaso el más enorme y desesperado mensaje que podamos transmitir.

jueves, 12 de enero de 2012

1. Aliolí conurba

Bueno. Primer día para este blog.
Hoy fue un día tranquilo y lindo, llegué con tiempo a mi casa. En verdad no pensaba cocinar, porque en teoría íbamos a ir a comer con mis amigas a La Tanita, pero se pinchó.
Así las cosas, tuve que improvisar una cena -totalmente necesaria, dado mi estado famélico- con lo poquísimo que tenía en la heladera.


a. Milanesas de berenjena.
Ahora son muy comunes, pero cuando yo era chica eran como una especie de sacrilegio. Mi mamá nos las hacía igual. Prefiero cortarlas finísimas y que el "empanado" sea bien mínimo. Les meto limón a morir, y siempre, siempre, siempre, las hago al horno.

b. Papas al aliolí.
El aliolí es una salsa mega tradicional de la cocina catalana. La verdadera se hace picando y triturando ajo con un mortero + sal y con la otra mano, agregando muy de a poquito aceite de oliva, se arma como un puré (?) rarísimo y riquísimo. Es muy habitual mezclarlo con mayonesa -que, si nos ponemos correctos, debe ser casera, pero PARFAVAR, it´s me- para acompañar papas (las típicas "patatas bravas" son re candidatas para la mayonesa al aliolí). Bueno, freí papas (rarísimo, casi nunca hago nada frito) en bastones grandes, y preparé un aliolí hereje al que encima le agregué albahaca picada -sí, estoy haciendo cualquiera.

c. Bebida: de regalo.
Me regalaron muchas latitas de cerveza en el trabajo. O sea que.


Si les parece que tienen recetas o ideas -no hace falta que me envíen la receta completa- copadas, envíenmelas al maillll de contacto.
Las ensayaré en mi cocina, al SON de alguna canción copada (escuchen un poquito la música que puse en la barra lateral, no sean ratas), en tetas, como será producida cada cena de este verano.